De
frente a una pantalla, también encerrado en insomnios luminosos.
Quietudes e inquietudes. Volcado sin remedio al misterio palpable del
crepúsculo. Agolpados latidos, dos látigos mis brazos, ya cansados de
aguantar. Sensibilizador monitor poco amigo del papel. Parezco un robot,
no un escritor. Y aun mis circuitos estabilizan, y aun pretendo razonar
al corazón. Verídicas fantasías encendidas en los rincones de este
antro en el que adormezco y no digo, y no exhalo, y no muero.
Acostumbrado a narrar mal las aventuras propias. Me ajeno enajenado. Me
odio, me invento. De frente a una pantalla que ignora la “pluma” con su
ya tinta seca.
De frente a la vida. De abismos constituido.
De frente a la vida. De abismos constituido.